Primera alegría para el Newcastle con Trippier de líder
Los aficionados magpies llevaban 17 días sin encontrarse con su equipo en St. James Park, pero la espera mereció la pena. Los nuevos fichajes de ambos equipos eran el principal atractivo de un duelo que acabó convirtiéndose en un frenesí. Antes de la primera media hora, dos jugadores toffees ya habían caído lesionados (Grey y Mina), y tuvieron que ser sustituidos. La intensidad del choque regaló a los curiosos el debut improvisado de Dele Alli y dos goles en propia puerta.
El primero lo anotó el Everton en el minuto 35 gracias a un autogol de Lascelles. Pero al enorme defensa central del Newcastle no pareció pesarle demasiado, y en el siguiente ataque forzó el gol en propia de Holgate, con el que se pusieron las tablas en el marcador. Parte de culpa la tuvo uno de las grandes contrataciones de las urracas: Trippier botó córners y faltas, tan precisos como elegantes, que se convirtieron en una verdadera quimera para la defensa visitante.
El paso por los vestuarios no ayudó a sosegar el encuentro, cada vez más intenso, y con las amarillas sucediéndose (el partido acabaría con 5 amarillas). En ese clima hostil apareció Saint-Maximin, que puso su talento al servicio del tosco Newcastle para hacer añicos a la defensa del Everton. De una de sus acometidas por el costado izquierdo nació el gol de la remontada en el minuto 55, que acabó anotando Fraser.
El Newcastle fue a por todas, y en una falta desde la frontal, Trippier desató la euforia de su nueva afición. Un disparo ajustado desde la frontal, que superó al atareado Pickford, valió para afianzar la remontada. Con los tres goles de los locales, el Everton quedó eclipsado. Ni el estreno de sus nuevos fichajes, Alli y Van de Beek, pareció ayudarles. Un disgusto para su nuevo entrenador, Frank Lampard, que veía como la hinchada de St. James Park botaba de alegría, porque el Newcastle sí que tiene motivos para ilusionarse.